«No hay mantenimiento en la centralita y no van a parar las averías hasta que no se sustituyan los equipos.»
Esta lapidaria afirmación realizada por uno de los técnicos que acudió a resolver la última avería, es el resumen y la explicación de lo que está viviendo Cerezo de Abajo respecto a las averías de las líneas de teléfono de la localidad.
Hace meses que las líneas telefónicas en nuestro pueblo fallan. En el último mes hemos tenido 3 cortes de más de 48 horas. No hay respuesta. No hay explicaciones. No hay plazos de resolución. Como mucho puedes hablar con una máquina de Movistar…
Los negocios se quedan sin una importante conexión con el exterior (reservas de hotel y restaurantes, datáfonos, pedidos,…)
Las personas mayores, que en su gran mayoría no usan móviles, se quedan incomunicadas. Sin hablar con sus familias, sin poder avisar si se sienten mal.
Es curioso, porque todos pagamos nuestra factura. Nada económica, por cierto; nuestros precios sí se han actualizado, como los de las ciudades. Nuestros precios se parecen demasiado a los de la fibra óptica para unas exiguas ADSLs.
¿Y es que así cómo vamos a fijar población en la España rural? ¿Quién quiere que sus padres jubilados se queden en el pueblo si no sabe si podrán comunicarse cuando lo necesiten?, ¿quién piensa montar una empresa en un lugar donde un servicio básico como es el teléfono, no está garantizado?
Este pueblo ha sido generoso con Telefónica, por aquí cruza su fibra óptica desde hace años, aunque no paguen nada al pueblo ni nos la ofrezcan, pero Telefónica no parece interesada en nosotros.
Detrás de cada línea hay una historia, hay personas. Puede parecer que no es algo tan importante, pero sí lo es, sobre todo de cara a un futuro.